Del siglo XVI en adelante, Vitoria sufre un auge económico debido al comercio y a la instauración de la aduana en la ciudad
Por otro lado influye también, que diferentes familias nobles o acomodadas cercanas a la corte construyen sus palacios en la ciudad.
Esta bonanza económica durante varios siglos dio lugar a multitud de joyas arquitectónicas tales como el Palacio de Bendaña, sede del Museo Fournier de Naipes (erigido en el año 1525 por Juan López de Arrieta, en el solar ocupado antes por la torre defensiva erigida por los Maeztu).
El Palacio Escoriaza-Esquivel, del siglo XV, construido por Claudio de Arziniega.